Santiago García Sáenz en Colección AMALITA
La Colección AMALITA presenta la primera exposición institucional y antológica de la obra de Santiago García Sáenz (Buenos Aires, 1955-2006), abarcando desde su producción temprana en los años ochenta hasta sus últimos trabajos. Con curaduría de Pablo León de la Barra y Santiago Villanueva, el recorrido se organiza a través de tópicos y series, sin seguir un sentido cronológico, sino “en relación a varios ejes temáticos, algunos que esperaban ser tratados con cierta urgencia, como el destape ochentero en Buenos Aires, la búsqueda de una identidad latinoamericana en su obra, la intolerancia sexual y la martirización, el VIH/sida en relación a sus trabajos y finalmente la presencia de la naturaleza como espacio de libertad, sanación y redención” −escriben los curadores−.
La Colección AMALITA viene demostrando interés por la obra de García Sáenz desde antes de su apertura al público en 2008, cuando contaba ya con tres piezas del artista, que luego incluyó en la puesta inaugural y en otras como Colección abierta. 80 y 90 (2014) y Colección abierta: Relatos internos (2015-2016). En 1997, García Sáenz había obtenido el Premio Pintura Joven No adquisición Fundación Fortabat y su distinción fue recordada en ocasión de la muestra homenaje Premios Fortabat 1984-1999 en el marco de su relanzamiento en 2018. La presente exhibición propone “no solo visibilizar, sino también realizar una puesta en valor de su obra e insta a repensar la misma desde posiciones contemporáneas. La intención es que esta muestra abra el camino para revisitar y revisar la obra de este artista desde otras miradas” −declaran desde Colección AMALITA −.
León de la Barra y Villanueva buscaron asimismo “darle la vuelta a algunas lecturas pasadas” sobre el artista, quien era principalmente conocido “como un pintor religioso y naif”. Con la investigación y selección de las piezas para Quiero ser luz y quedarme, los curadores procuran “mostrar… que, detrás de esa religiosidad –aunque fundamental para entender las tensiones y contradicciones en su vida y obra− [García Sáenz] presenta una gran complejidad debido en parte a la manera en que enfrenta a través de su trabajo los temas relevantes de su tiempo”.
El título de la muestra proviene del de una canción que el compositor Daniel Reguera escribió poco antes de morir, en 1963, popularizada en la interpretación del músico y poeta Atahualpa Yupanqui. García Sáenz había citado dos versos en el texto de la exposición individual que realizó en el Centro Cultural Recoleta en el año 2000: “No quiero volverme sombra, quiero ser luz y quedarme”. La frase hacía referencia, por un lado, a su interés pictórico por la luz, “una constante en sus cuadros, donde los fondos de preparación de las telas son primeramente pintados de naranja o amarillo para que esta luminosidad aparezca en las pinturas, al igual que la presencia de rayos iluminadores en muchas de sus obras; pero también los versos aluden a la constante batalla de García Sáenz por existir entre la luz y la oscuridad, por conciliar sus deseos sexuales y su religiosidad. El ‘querer ser luz y quedarse’ a su vez refiere a su necesidad de trascender como artista a través de su obra, sabiendo que por causa del VIH/sida su vida podía interrumpirse en cualquier momento” –amplía el texto curatorial−.